Origen de los fondos y de la riqueza

¿Cuál es el origen de los fondos? 

El origen de los fondos se refiere al origen del dinero involucrado en una relación comercial o transacción. Por ejemplo, una persona que invierte en un fondo debe ser capaz de demostrar el origen del capital aportado y proporcionar pruebas de cómo se obtuvo el dinero. Por lo general, esto se hace mediante la presentación de documentación de respaldo. 

Algunos ejemplos de documentos que pueden ayudar a corroborar el origen de los fondos son: 

• Recibos de pago recientes combinados con un estado de cuenta de ahorros
• Una copia de un contrato de compraventa
• Un contrato de préstamo firmado 
• Escritura notarial que confirme la recepción de una herencia
• Un acuerdo de conciliación de un proveedor de seguros 
• Declaraciones de impuestos que muestren ingresos o activos
  
• Un resumen de la cartera de inversiones con las valoraciones actuales 

No es necesario verificar a terceros relacionados con el origen de los fondos. 

Es importante destacar que, por defecto, las entidades obligadas no están obligadas a recopilar pruebas documentales del origen de los fondos de cada cliente. En ciertos casos, la declaración de un cliente puede ser suficiente. La necesidad de una verificación del origen de los fondos depende de un enfoque basado en el riesgo. Si hay un indicio o sospecha de un aumento del riesgo, generalmente se justifica una investigación sobre el origen de los fondos. Esto se explicará con más detalle a continuación.

¿Cuál es la fuente de la riqueza? 

La fuente de riqueza se refiere a los activos totales que una persona ha acumulado a lo largo del tiempo y cómo se generó esta riqueza. Al igual que con el origen de los fondos, no existe la obligación de verificar el patrimonio de terceros. 

En el marco de la Directiva contra el blanqueo de capitales, se requieren medidas reforzadas de diligencia debida para las PEP. Si un cliente es una Persona Expuesta Políticamente (PEP), debe obtener información sobre la fuente de su riqueza. 

Si bien la obligación de determinar el origen de la riqueza se aplica específicamente a las PEP, también puede ser apropiado realizar tales controles con los clientes que no son PEP si las circunstancias indican un riesgo mayor. Sin embargo, en la práctica, esto es menos común. 

¿Cuándo se justifica una investigación más profunda?   

Debes verificar la fuente de riqueza cuando el cliente es un PEP. 

En todos los demás casos, dichas investigaciones solo son necesarias si existen indicadores de riesgo específicos que apuntan a un mayor riesgo de blanqueo de capitales o financiación del terrorismo. Estos indicadores de riesgo pueden ser objetivos, subjetivos o una combinación de ambos. 

Algunos ejemplos de indicadores objetivos son: 

• Cobertura mediática adversa relevante que involucre al cliente 
• Residencia en un país de alto riesgo
• Una transacción en efectivo de 10.000 € o más. No olvide la obligación de informar a la Unidad de Inteligencia Financiera en base a los umbrales locales. 

 Ejemplos de indicadores subjetivos incluyen: 

• Comportamiento inusual del cliente
• Explicaciones vagas o incoherentes de las transacciones 
• Estructuras de propiedad complejas u opacas

En tales escenarios, se espera que obtenga información adicional durante el proceso de diligencia debida del cliente con respecto al origen de los fondos o la riqueza. Dependiendo de los indicadores de riesgo específicos, esto puede implicar una investigación básica o más profunda. 

Además, si procede, la información sobre el origen de la riqueza debe actualizarse periódicamente como parte de las obligaciones de seguimiento continuo.

¿Cómo se verifica el origen de los fondos o la riqueza? 

El objetivo final de identificar el origen de los fondos o de la riqueza es garantizar con suficiente certeza que los activos en cuestión han sido adquiridos legalmente. 

El proceso comienza con una declaración del cliente. Sin embargo, esta afirmación debe ser verificable. Por lo tanto, es esencial contar con una sólida base probatoria: la fuente debe estar respaldada por información o documentación independiente, como registros financieros. 

Solo en casos de bajo riesgo puede ser suficiente la declaración de un cliente por sí sola. La documentación específica requerida dependerá de la naturaleza de los fondos y del perfil de riesgo asociado. Cuanto mayor sea el riesgo, más exhaustiva debe ser la investigación.